En la Unidad Educativa Monte Tabor – Nazaret queremos formar hombres y mujeres nuevos, que a imagen de Cristo y María amen, piensen y vivan de forma orgánica movidos por el amor y animados por ideales propios, que en la fuerza de la Alianza de amor deciden libremente formar una comunidad nueva, asumiendo la misión de construir un nuevo orden social según los valores del Evangelio en sintonía con los signos de los tiempos.
En MTN el educador es un intérprete del tiempo, que conoce de manera personal a sus alumnos, de acuerdo a los fundamentos de la pedagogía del Padre José Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt.
Para el Padre José Kentenich “educar” es servir desinteresadamente a la vida de otro y por tanto es un don que debe cultivar el maestro. Educar no sólo es transmitir conocimientos sino un proceso de acompañamiento del maestro a los estudiantes, brindando oportunidades para el desarrollo pleno de cada persona en su originalidad.
Reconocemos a los educadores y educandos como seres libres, únicos e irrepetibles, creados por Dios con un plan de amor y misión que debemos ayudar a que descubran para que alcancen la mejor versión de sí mismos.
Nuestra pedagogía persigue la autoeducación para la conquista de la libertad de los hijos de Dios, válido para todas las edades y etapas de desarrollo en los diversos grados de realización, según su madurez.
Nuestro proyecto se basa en los tres fines del Modelo Pedagógico Kentenijiano que se enfoca en tres áreas consideradas como columnas vertebrales que orientan y ordenan la opción institucional y el "núcleo pedagógico" de su gestión e inspiración en:
Queremos jóvenes líderes, conocedores de sus raíces y de sus responsabilidades frente a su entorno, futuros profesionales que aporten al Ecuador con originalidad y honestidad y que den soluciones a los problemas que afectan a nuestra sociedad.
Contemplamos a cada ser humano como persona, como un ser único y original, protagonista de su propia vida. Buscamos desarrollar personalidades que con capacidad de decisión y fuerza de realización puedan generar un mundo mejor. Trabajamos en un proceso orgánico de formación respetando las diferentes etapas de desarrollo del hombre y la mujer de acuerdo con las edades. Uno de los principales desafíos es enseñar y aprender a amar, por lo cual la “Pedagogía de los Vínculos” ocupa un lugar prominente en nuestro proyecto educativo que valora significativamente los lazos afectivos permanentes a personas, lugares y cosas. Acentuamos la importancia de la familia, donde lo más significativo son los vínculos personales, seguido de los vínculos fuertes a Dios, al prójimo y a la creación entera. La conciencia de nuestra situación histórica nos lleva a un profundo conocimiento de la realidad en esta época de cambios y nos ocupa trabajar en el surgimiento de una cultura cada día más humana.
Queremos jóvenes líderes, conocedores de sus raíces y de sus responsabilidades frente a su entorno, futuros profesionales que aporten al Ecuador con originalidad y honestidad y que den soluciones a los problemas que afectan a nuestra sociedad.
Buscamos formar personas que asuman en su vida diaria la tarea de aportar decisivamente desde sus talentos y capacidades en la construcción de una sociedad más humana, fraterna, justa, solidaria, participativa, libre y democrática. Desde el punto de vista pedagógico esto implica desarrollar un estilo educativo que permita a los estudiantes descubrir, a través de las diversas actividades del aprendizaje, el sentido y el significado personal de la realidad natural y social.
La pedagogía que aplicamos se diferencia de los estilos punitivos basados en el miedo, las normativas o la competencia por las calificaciones. Valoramos la educación para el autocontrol, el cultivo de los rasgos positivos, el reconocimiento del error y la reparación oportuna. Formamos personas que desde su misión, transformen al Ecuador y el mundo en una sociedad más justa y solidaria.